lunes, 11 de junio de 2012

Ladrona

La primera vez que te ví me encantaste,
hablabas tan tierno y sonreias tan sincero;
luego regresé en mi patín a llevarte dulces
y sin que me dieras vida te llamé papá...
meses después ya vivíamos bajo el mismo techo.

Eras extraordinario, con tu sentido del humor
y tu afán, amabas el trabajo... y amabas el dinero,
ese que me invitabas a contar
y entre tantas penurias que te eran agenas,
algún billete se deslizó entre mis dedos...
ladrona, porque te robé el afecto y me gasté tu dinero,

Y pasados los año, pretendiendo entender un poco el pasado,
he llegado a creer que me dejabas robarte;
eran mis hurtos tan obvios y aunque lo amabas tanto,
tu amor por mí era mayor
y aunque me volví hábil, creo que alentabas mi astucia,
será que imaginabas que te irías pronto y me preparabas
para subsistir, de cualquier forma
y me dejaste ser la mejor... ladrona...

Pero la lección más grande la tuve cuando te fuiste,
en silencio, sin despedirte, 
llevandote los momentos más bellos de mi infancia;
tan sigiloso, como un ladrón de besos y palabras dulces.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Purificación


La casa familiar que nos recibe a todos los jovenes de una familia poderosa, que se ha dispersado y que ha perdido todo lo que fue; es sin duda el mejor lugar.
Los muros altos, coloniales y maltratados por el tiempo son la fortaleza donde se recupera un poco de lo que fue, entre los escritos y las macetas viejas.

Y vuelve a ser, que la vida se impone; bajo los techos de una casa donde el tiempo se detuvo en la madera de sus muebles y entre las plantas que embellecen el jardin y somos el agua nueva de la pila del patio, donde apenas ayer, jugabamos los nietos, mientras en alguna habitación de la casa, la abuela convalecía, postrada, viuda, incoherente, mallugada de la cama; pero ella y el abuelo se han ido y se han ido los tíos, se han acabado las vacas, ya nadie hace queso en la casa, ni es preciso ordenar banquetes para los curas que antes ahí llegaban.

Todo es distinto, ahora somos lo primos los que nos juntamos a reirnos del pasado, los que recordamos las costumbres de un siglo pasado, tan raras, absurdas y nuestras.

Y nosotros no vamos de caza, ni fabricamos las barras de añil, ni tenemos trajes de gala; ni monedas de plata; pero tenemos cámaras donde guardamos sonrisas y significativas miradas.

Que raro, los abuelos tenían los tesoros y nosotros somos los ricos, por tener en las manos cariños y entre nuestros labios palabras tiernas y vamos contra los castigos.

Por lo que nuestros niños un día regarán con el agua que fuimos, su camino, para refrescar su espíritu, de nuestro cariño.

Inuablemente un día serán nuestros muchachos quienes  recordarán historias distintas a las nuestras y sabrán que ellos han sido el agua que refrescó nuestros anhelos de niños y talvez esa casa habrá desaparecido, pero tendrán una, también bella que los protegerá del frío, donde contemplarán las estrellas y donde serán los protegidos.

Aunque para protegerlos abolieramos prácticas de antaño, rezos obligados, silencios incomprendidos, por los que los viejos eran poderosos y terribles y en el afán de infundirles confianza a los chicos, renunció una generación a imponerse, para mejor ganar día a día el cariño; con el cual los niños crecen tranquilos, soñando sus propios sueños, librando sus propias luchas.


domingo, 2 de octubre de 2011

El lazo que existe entre madres e hijas, puede oscilar entre entre el rechazo y el acercamiento.
Son clásicasla la idolatría manifiesa de las niñas hacia sus madres, el aborrecimiento en la adolescencia y la comprensión en una etapa de madurez.

En la relación madre - hija con facilidad se tocan límites, debido a la naturaleza compleja de ambas, por lo que es importante saber que las mujeres construimos en dicha relación nuestro “yo” y nuestra identidad femenina.
Por lo que cuando hay una ausencia de madre biológica, o habiendola, es una madre ausente se pierde la posibilidad de experimentar un amor incondicional y queda un vacío en el alma y en el peor de los casos se puede transitar por el mundo y por la vida sin llevar a la conciencia esa desconexión que impidió a la mujer albergar la sensación de tener a alguien genuino y experimentar la gracia de un amor profundo.
La natural “simbiosis” que existe entre la hija y su madre; marca indudablemente la confianza e intimidad que luego la niña en etapas posteriores de su vida ha de establecer, porque es a partir de esa confianza básica que su madre le brinda, que se va haciendo posible el desvanecimiento de límites personales en la busqueda de encuentro con los otros, sin que por ello pierda su propia individualidad.
Es necesario señalar que existen otras dificultades, menos drásticas, como la ausencia definitiva o parcial de la madre en la vida de su hija, aunque probablemente no menos dañina para la salud emocional de una y otra; como podría ser la competencia que propicia que la madre muestre de manera constante que es más inteligente, deseable o bella... o haciendo reclamos o ataques que establecen su propia polaridad de madre buena mala que marca la relación y desencadena una serie de conflictos cargados de envidia, celos, resentimiento, etc., entre ambas.

Y otras  dificultades, como que la madre no rompa la simbiosis que en otro tiempo fue necesaria, pero que por el paso del tiempo pierde su efecto benéfico; pero que ahora tiende a destruir e lmpedir la plenitud de la mujer adulta que se comporta tardíamente de manera infantil, inmadura; porque su madre no ha querido amarla con generosidad, bajo principios de libertad y ambas quedan atrapadas, en sus inseguridades y sus miedos.


O en un intento de lograr la propia identidad, la hija puede incluso expulsar a su madre, relegarla a un mínimo espacio de su vida.

Y ni hablar de los vínculos abusivos, en los que las madres se tornan débiles y dependientes, depositando en la hija grandes responsabilidades, impidiendole su propio desarrollo.

Afortunadamente también es posible mencionar que las relaciones sanas son posibles y que en ellas existen innumerables vicisitudes y hay un espacio para el amor, aceptación, encuentros y desencuentros y para lograr crear condiciones de aprendizaje para las dos y de todo ello, puede resultar la confianza en los propios alcances.

Es posible afirmar que para maternar se requiere de una alta capacidad de entrega, de discernimiento entre las propias vivencias y las de los hijos, de conciencia de las diferencias entre éstos y sus distintas necesidades físicas, psicológicas y espirituales.
Y, aun así, se transitará siempre por situaciones donde por un lado estarán los juicios de valor cultural que nos indican cómo se es una buena madre y por el otro nuestra naturaleza humana, nuestros problemas y contradicciones, nuestros sentimientos, nuestra edad cronológica, lazos sanguíneos o de afinidad; etc.

Será más fácil lograr el equilibrio desarrollando el propio yo que sin duda se forma a partir del contacto cercano con la madre, con su amor y cuidados.

Manifestando libremente la diferencia natural entre madre e hija y sin borrar las semejanzas; reconociéndo el propio origen y respetando la figura de la madre, con todas sus implicaciones.

La relación entre madre e hija puede ser una de las más hermosas que experimentemos en nuestra vida, y es una de las más intensas, profundas y complejas del ser humano.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Ron

Un día mi niño crecerá y reinventará su vida y generosamente haré que la pena de verlo ir no se note, para que él vaya tranquilo.

Ron, separo de manera concluyente los instantes de mi vida.

Él fue mi Guerra de Independencia, mi propia revolución, la roca a la que me así más fuertemente y mi mayor fragilidad; mi 30 de abril mi 17 de diciembre, el más dulce consuelo, mi mayor alegría.

Ron llegó sin ser exactamente invitado y se acomodó como pudo en el sitio más importante de mi mesa, eligió la música, encendió una luz y apagó otras, para él organicé un menú, cerré la pista de baile y nos quedamos en el centro César y yo, para danzar a su alrededor, a su ritmo; en la fiesta sublime, maravillosa e inolvidable de su nacimiento y de su infancia.

Y a medida que pasa el tiempo, va aumentando la distancia que lo define y lo convierte en él mismo, hasta que un día él decida vaciar los estantes de su ropa y llevarse sus discos y ya no sea preciso ordenar nada suyo, porque ha crecido y debe vivir su propia vida; por eso  cuando el duerme, algo en mi interior busca desesperadamente una estrategia, para sentir que todo estará bien, cuando crezca; cuando los años pasen y también cuando el mismo envejezca, cuando ya no esté yo para protegerlo, porque un día mi vida se apagará y qué angustia, necesito imaginarme que cuando mis fuerzas ya no sean suficientes habrá alguien más que lo acompañe, lo cuide y lo ame; porque cuando eso pase, él será frágil.

Ron definitivamente cambió nuestra vida, pero aun va con nosotros a todas partes y yo debo ignorar que a partir de un día, solo lo podremos ver ocasionalmente y estoy convencida de que ese día debe ser tan hermoso como aquel en que se instaló en nuestra vida y cambió nuestras cosas.

Seducción

Seducida por mi propia muerte, enamorada de mi avatar, que desprendido de mi realidad angustiante, se muestra fugaz, pero claro y fascinante; es un motivo suficiente para saber que esos breves instantes en aquel sitio inventado, superan lo mejor que he podido experimentar y sentir.


Por lo que me atrevo a afirmar que la cálida paz y la inigualable armonía que lo cubren todo, conforman la felicidad perfecta; propia de un mundo en el cual la felicidad está al alcance de todos, donde sin embargo, algo en el alma duele, incomprensiblemente; en ese mundo perfecto, en el que sobra la conciencia y a la vez, falta a todo sentido, porque la felicidad es un estado puro e inespecífico.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Ausencia

Toda clase de cosas salieron de los cajones de sus muebles ...fotos, papeles y recuerdos..., pero nada entre sus cosas que me perteneciera. 
Que raro, porque cuando me fui de su casa, nada me lleve.

De pronto me senti desarraigada, desposeida y completamente triste
y fui a mirarme al espejo para constatar que aun existo.