lunes, 11 de junio de 2012

Ladrona

La primera vez que te ví me encantaste,
hablabas tan tierno y sonreias tan sincero;
luego regresé en mi patín a llevarte dulces
y sin que me dieras vida te llamé papá...
meses después ya vivíamos bajo el mismo techo.

Eras extraordinario, con tu sentido del humor
y tu afán, amabas el trabajo... y amabas el dinero,
ese que me invitabas a contar
y entre tantas penurias que te eran agenas,
algún billete se deslizó entre mis dedos...
ladrona, porque te robé el afecto y me gasté tu dinero,

Y pasados los año, pretendiendo entender un poco el pasado,
he llegado a creer que me dejabas robarte;
eran mis hurtos tan obvios y aunque lo amabas tanto,
tu amor por mí era mayor
y aunque me volví hábil, creo que alentabas mi astucia,
será que imaginabas que te irías pronto y me preparabas
para subsistir, de cualquier forma
y me dejaste ser la mejor... ladrona...

Pero la lección más grande la tuve cuando te fuiste,
en silencio, sin despedirte, 
llevandote los momentos más bellos de mi infancia;
tan sigiloso, como un ladrón de besos y palabras dulces.