miércoles, 29 de diciembre de 2010

Seducción

Seducida por mi propia muerte, enamorada de mi avatar, que desprendido de mi realidad angustiante, se muestra fugaz, pero claro y fascinante; es un motivo suficiente para saber que esos breves instantes en aquel sitio inventado, superan lo mejor que he podido experimentar y sentir.


Por lo que me atrevo a afirmar que la cálida paz y la inigualable armonía que lo cubren todo, conforman la felicidad perfecta; propia de un mundo en el cual la felicidad está al alcance de todos, donde sin embargo, algo en el alma duele, incomprensiblemente; en ese mundo perfecto, en el que sobra la conciencia y a la vez, falta a todo sentido, porque la felicidad es un estado puro e inespecífico.

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