Toda clase de cosas salieron de los cajones de sus muebles ...fotos, papeles y recuerdos..., pero nada entre sus cosas que me perteneciera.
Que raro, porque cuando me fui de su casa, nada me lleve.
De pronto me senti desarraigada, desposeida y completamente triste
y fui a mirarme al espejo para constatar que aun existo.
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